20 de marzo de 2008

Viaje a Suecia

El 14 de Marzo nos fuimos de viajecito a Suecia. 5 días de locura nos aguardaban.

Comenzamos por Malmö, a la que solo pudimos dedicar una mañana. Tras cruzar el puente de Øresund que nos separaba de Suecia, estuvimos unas horas en la ciudad.



La plaza del ayuntamiento



Tras eso decidimos callejear por el casco antiguo. Tanto color, creo yo, es para luchar contra el oscuro invierno.





Continuamos paseando por el Slottsparken, unos jardines que rodean un viejo castillo.





La lluvia hizo que este lugar fuera soooooolo para nosotros.


Y dentro del castillo había una exposición un tanto extraña. Había de todo. desde arte moderno...



...hasta una habitación con espejos (momento friki).



Fuimos al museo de la técnica. Toda la tecnología del siglo XX concentrada en 5 salas. Había desde cafeteras de los años 60 hasta un submarino dado de baja hace años que se podía visitar por dentro. Pasando por coches de todas las épocas, motos, casettes de música, una planta decorada como si fuera un barco de principios de siglo, televisores, turbinas de aviones abiertos para poder apreciar los álabes... y un sinfín de cosas más.

Tras esto, ya habíamos cumplido nuestra mañana en Malmö, y nuestro tren rumbo a Göteborg nos esperaba. Llegamos al anochecer y nos juntamos con el otro grupo de españoles que habían ido allá directamente. Como no, arrancamos la noche con una gran fiesta...


... lo malo es que la fiesta terminó a las 4 y no había buses hacia nuestro hostal hasta las 6 y media. Aunque nos tomamos un kebab, decir que no es agradable que estar en la calle a esas horas. Descubrimos que allí la fiesta arranca incluso antes que en Dinamarca. Solo les falta hacer la fiesta a mediodía. :)

Pero Göteborg demostró ser una ciudad bonita. Nos pasamos el día cogiendo tranvías. Creo que cogimos más de 20 en un solo día. El transporte publico es caro, pero una tarjeta de 24 horas da para mucho.



Monumento a Evert Taube, junto a la ópera.


Y no sé por qué, pero el último día esta parte de la ciudad me recordó a San Francisco. La arquitectura cambió, salió el sol, había mucha vida en la calle. Puestos que vendían chocolate caliente y bollos, una banda completa amenizando el ambiente... en fin.. no era nórdico.


Y tras dos días allá, otras 5 horas de tren a Estocolmo. Nuestro hostal estaba en un lugar privilegiado.... haciendo aguas... literalmente. Era diminuto, y el suelo se movía...


En efecto, era un barquito remodelado como hostal. Habitaciones diminutas, escaleras empinadas, y pasillos minúsculos. Recuerdo que la puerta de nuestra habitación, la puerta de dos alemanas que estaban al lado, y la puerta del baño, no podían abrirse simultáneamente. Abrir una implicaba bloquear las otras 2 por falta de espacio. :)

Como no. David y yo comiendo un helado en invierno... otra vez


El cambio de guardia de la guardia real es algo curioso de ver. Como siempre, a las 12 del mediodía.




Y tras haber pateado todo, nos fuimos a la parte nueva. Grandes lagos y entradas de mar, combinados con construcciones modernas. Y si, yo haciendo el payaso otra vez. :)



Momento Green Girl...




Ya por la noche salimos en busca de fiesta. Estocolmo, capital de Suecia, Domingo noche.... ¡vaya fiesta nos vamos a dar!....

... y caminamos en busca de una discoteca abierta (nada)
... y preguntamos a la gente (nada)
... y empieza a nevar fuerte
... y buscamos un pub (tampoco)
... y volvimos a preguntar (nadie sabe nada)
... y ya llevamos 40 min caminando bajo la nieve
... y buscamos un antro de mala muerte, donde solo los borrachos y perdidos van a ahogar sus penas
... y ni eso!

Un amable Sueco, que había vivido en España, nos dijo que esa ciudad estaba muerta. Claro, si lo comparamos con España...

Bueno, pues esto es lo único que encontramos. No es un bar, pero al menos da mucho juego.



El siguientes día siguió siendo muy intenso.

Entre otras cosas, vimos la exposición temporal de Andy Warhol, maestro del arte pop. ¿Quién no conoce estos retratos?





Intenso tanto por todo lo que visitamos, como por las nevadas que nos volvieron a caer. Ya echabamos de menos algo así después de tanto tiempo en Dinamarca con frío y sin nieve.



¿Y cómo entrar en calor? Pues yendo al museo del vino y bebidas alcohólicas. Visto muy deprisa, pero igualmente interesante. Lástima que no dieran alguna degustación.:D


Y ya era hora de volver a casa. Muchas horas de tren hasta Malmö recorriendo una Suecia blanqueada.







¡Pero no acabamos aqui! ¡Jajaja! Aún teníamos un bonito día en Malmö para terminar de ver lo que no pudimos ver a la ida.



De lo mejorcito, la torre del arquitecto español Santiago Calatrava, dominando la zona, retorcida. Como si la hubieran anclado en el suelo pero se negara a no mirar lo que hay a su alrededor.



Este muelle salía de la playa e iba a... sí, a ningún sitio. Lo del fondo es la playa que ellos llaman la Copacabana Sueca. No es nada del otro mundo, pero es lo que tienen.



Y ahora sí, ahora sí que me volví a Copenhague a coger fuerzas y disfrutar del resto de la Semana Santa.

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