4 de mayo de 2008

Nervios

He quedado esta noche con mis amigos en Copenhague. Como siempre, excursión de una hora en transporte publico.

Empiezo a caminar por el camino de bicis que hay en medio de la nada. Son las 12 de la noche y no pasa nadie. A un lado del camino hay una alambrada. Y tras ella, un gran pasto con caballos. No se porqué, pero esta noche están todos junto a la alambrada.

Paso junto a ellos, y comienzan a relinchar. Y a seguirme. ¡Ey! ¿Pero que os pasa?, pienso. Instintivamente me alejo un poco de la alambrada y sigo mi camino.

4 minutos más tarde me encuentro con un perro. Viene hacia mi, sin dueño, sin correa, y parece que sin collar. Me echo al lado opuesto de la calle para dejarle paso. Tranquilo, solo esta echando una meada en un arbolito. Y es un perro pequeñito. ¡Pero no! También le da por seguirme y ladrarme. Me cago en el dichoso perrito. Aligero el paso y me lo quito de encima.

Llego a la estación, me subo al tren. Ya puedo estar tranquilo. Me siento. En el vagón estamos una mujer mayor, una botella vacía de cerveza, y yo. A descansar y relajarme hasta que llegue a Copenhague.

Y entonces....

Dos hombres aparecen corriendo por el pasillo del tren. El que va en cabeza se para a mi lado, coge la cerveza del suelo, la levanta en alto y empieza a gritarle al otro. Ya está, mi tensión otra vez por las nubes.
Oigo insultos. Hablan en danés, pero escucho palabras como "mierda", "puta" y similares intercaladas.

El tren cerrado porque esta en marcha, yo sin poder huir porque están en el pasillo del tren. La mujer mayor esta mejor situada, y ya ha decidido irse a otro vagón. Me alegro por ella. Me acerco a uno de ellos - el de la botella-, lo rodeo pasando pegado a él, y me voy 3 vagones mas allá.

Como entenderéis, ya empiezo a estar bastante nervioso. Es agobiante ver que no tienes escapatoria porque estás en un tren, que es como un pasillo pero con todas las puertas cerradas.

Ellos siguen gritándose, pero parece que no han llegado a las manos. Se separan. Y el que tenía la botella en la mano viene y se sienta a mi lado. ¡CON LO GRANDE QUE ES EL PUTO TREN Y TIENES QUE VENIR A SENTARTE A MI LADO! AGGGGGGGHHHH!!!!

Me llama un amigo polaco por teléfono. Hablo con él en inglés.
Me llama un amigo español por teléfono. Hablo con él en español.

Y cuando cuelgo, el hombre empieza a reírse. "¿Eres español?", me dice

¡ME CAGÜEN LA LECHE! ME QUERÉIS DEJAR EN PAZ! ¡SOLO QUIERO PAZ Y TRANQUILIDAD!!

Resulta que era Argentino, pero llevaba 20 años en Dinamarca. Le digo que soy estudiante, que estoy por aquí de paso, y esas cosas. Charlo un poco con él, y me bajo del tren.

Y por fin llegué a Nørreport. Uf! Vaya manera de empezar la noche. Pero bueno, 2 cervezas con los amigos, y todo volvió a su cauce natural.

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