5 de enero de 2008

Uno solo

Estaba limpiando a fondo mi cuarto, cuando me encontré con esto: un texto escrito por mí hace varios años cuando estuve en un campamento de verano.
Creo que viene bien, teniendo en cuenta mi pronta marcha a Dinamarca. No es muy bueno, pero ahí va:

Uno solo, así somo tú y yo.
No necesitamos nada para entendernos.

El silencio es nuestra única lengua.
Me permite escuchar en las estrellas
el eco de nuestra felicidad;
un eco pausado únicamente por
el nervioso saltear del fuego.

Mientras tanto participo en la aventura de descubrir,
de desvelar, todos los enigmas ocultos en ti.
Un sencillo gesto, un guiño, una sonrisa,
una mirada de complicidad; son las cosas que me llevo,
las que quedarán talladas en mi corazón por siempre.

Porque estos han sido los mejores momentos,
compartidos con un amigo al calor de estas llamas.

Sin importar qué nos rodea.
Sin importar el tiempo que nos queda.

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